Esta producción lo tiene todo; es una cita indispensable. Como en la comedia de Rossini todos los personajes gozan de su momento de gloria, la Royal Opera reúne al gigante galés Bryn Terfel (1965), el afroamericano Lawrence Brownlee (1972), estrella del Metropolitan, y a dos recién llegados: la mezzo rusa Aigul Akhmetshina (1996), ganadora del Belvedere y, con solo 21 años, una elogiada Carmen en Covent Garden; por otro lado, el barítono polaco Andrzej Fylonczyk (1994), premio a Mejor Debutante en 2015. En el foso, el venezolano Rafael Payare. Después de pasar por el podio de Ulster (2014-19), lleva tres temporadas al frente de la Sinfónica de San Diego y este curso se incorpora a la de Montreal.

El montaje de Moshe Leiser y Patrice Caurier vio la luz en 2005 y se ha repuesto en media docena de ocasiones. Los directores belgas potencian la comicidad con un decorado propio del teatro de marionetas y un vestuario excéntrico, casi pop. En El barbero de Sevilla, de 1816, un veinteañero Rossini adaptaba al francés Beaumarchais con un libreto hilarante y una partitura deliciosa, sobre todo en sus melodías: Largo al factótum, Ecco ridente, Una voce poco fa